SERIO PARTIDO EN CÁCERES, DONDE LOGRÓ IMPONERSE 48-68 ANTE UN DIFÍCIL RIVAL, SAGRADO SAN ANTONIO.
Se presentaba el Cadete A en Cáceres con la incertidumbre de conocer en qué nivel está a estas alturas de la temporada y de saber qué puede ofrecer, después de una primera fase y unos cruces en los que tan sólo EM Navalmoral había ofrecido algo de resistencia y oposición a nuestras chicas y después de un inicio de temporada con dificultades diversas. Enfrente esperaba uno de los equipos llamados a luchar por el título hasta el final, el Sagrado San Antonio de Cáceres.
Comenzó el partido con mucha concentración por parte de nuestras chicas. A la intensidad en defensa se sumaba un ritmo alto de juego, intentando correr cuando se presentaba ocasión para ello. Cuando no se podía, se supo jugar un baloncesto en el que nuestras jugadoras se movían sin balón, ocupaban bien los espacios en el juego estático y se compartía generosamente el balón. El rival también proponía un juego similar: presión defensiva y ataque por conceptos y conseguían, aunque siempre por detrás en el marcador, no estar muy despegadas. Así, se llegaba al término del primer cuarto con ventaja en el marcador para Miralvalle 14-19.
El segundo cuarto transcurrió con una tónica similar, aunque conseguíamos ir encajando menos puntos y nuestro ataque seguía siendo igual o más efectivo, con lo que la ventaja se iba ampliando poco a poco hasta llegar a una renta de +13 al descanso. Pese a los problemas de faltas de Natalia Pizarro, toda jugadora que salía desde el banquillo lo hacía muy entonada y aportando cosas al equipo.
Tras la reanudación, el equipo volvía a la cancha con la consigna de intentar que el rival no se metiera en el partido en los primeros 5 minutos. El juego de ataque era fluido de nuevo y conseguíamos minimizar su gran calidad en defensa, con lo que Sagrado San Antonio no conseguía rebajar en ningún momento su desventaja por debajo de los 10 puntos. Seguíamos haciendo las cosas con criterio y sintiéndonos relativamente cómodas sobre la cancha, con todas jugando su papel de forma aceptable. Esto hizo que la ventaja final se fuera a los 20 puntos, sonando la bocina final con 48-68 en el luminoso.
Comenzó el partido con mucha concentración por parte de nuestras chicas. A la intensidad en defensa se sumaba un ritmo alto de juego, intentando correr cuando se presentaba ocasión para ello. Cuando no se podía, se supo jugar un baloncesto en el que nuestras jugadoras se movían sin balón, ocupaban bien los espacios en el juego estático y se compartía generosamente el balón. El rival también proponía un juego similar: presión defensiva y ataque por conceptos y conseguían, aunque siempre por detrás en el marcador, no estar muy despegadas. Así, se llegaba al término del primer cuarto con ventaja en el marcador para Miralvalle 14-19.
El segundo cuarto transcurrió con una tónica similar, aunque conseguíamos ir encajando menos puntos y nuestro ataque seguía siendo igual o más efectivo, con lo que la ventaja se iba ampliando poco a poco hasta llegar a una renta de +13 al descanso. Pese a los problemas de faltas de Natalia Pizarro, toda jugadora que salía desde el banquillo lo hacía muy entonada y aportando cosas al equipo.
Tras la reanudación, el equipo volvía a la cancha con la consigna de intentar que el rival no se metiera en el partido en los primeros 5 minutos. El juego de ataque era fluido de nuevo y conseguíamos minimizar su gran calidad en defensa, con lo que Sagrado San Antonio no conseguía rebajar en ningún momento su desventaja por debajo de los 10 puntos. Seguíamos haciendo las cosas con criterio y sintiéndonos relativamente cómodas sobre la cancha, con todas jugando su papel de forma aceptable. Esto hizo que la ventaja final se fuera a los 20 puntos, sonando la bocina final con 48-68 en el luminoso.
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